Mi nuevo ejército: Fuerzas de la Naturaleza (1)

05.09.2023

A veces, una sucesión de acontecimientos nos lleva a lugares inesperados, en los que acabamos sin saber muy bien qué hacemos allí. Algo así me sucedió este verano del 2023, cuando decidí poner orden en el armario de las miniaturas, que se había visto arrastrado por el más terrible caos con el paso de los años. La labor era ardua, y consistía básicamente en revisar todo, absolutamente todo, y organizar y ordenar las numerosas cajas llenas de miniaturas sin usar que guardo. Pero claro, una cosa llevó a la otra, y acabé encontrando viejas miniaturas casi olvidadas. Algunas las había utilizado años atrás como parte de mi ejército de elfos silvanos de Warhammer Fantasy, o como parte de algunos de los otros ejércitos que jugué. Otras, en cambio, llevaban literalmente más de dos décadas guardadas en una caja. Sea como fuere, no sé muy bien qué pasó, que acabé decidiendo recuperar algunas de esas viejas miniaturas y, junto a algunas nuevas, formar un nuevo ejército de Kings of War. La elección del mismo se vio condicionada por dos tipos de unidades que me llamaron especialmente la atención y que decidí que quería rescatar, pintar y utilizar en el campo de batalla. ¡Sería un ejército de Fuerzas de la Naturaleza! A lo largo de este artículo y de tres más os mostraré cómo fue tomando forma dicho ejército, pintado durante ese mismo verano, y os contaré por qué elegí las unidades que elegí. ¡Además, incluiré algunos elementos del trasfondo de mi nuevo ejército! Para esto he decidido recurrir la ambientación del mundo de Lobos de Grímnir, la saga de novelas de fantasía oscura en la que estoy trabajando actualmente, y sobre la que podéis encontrar más AQUÍ.  ¡Vamos al lío!

Uno de los dos tipos de unidades que me hicieron decantarme por un ejército de Fuerzas de la Naturaleza fueron mis viejas dríades, miniaturas que utilicé durante años como parte de mis elfos silvanos de Warhammer Fantasy. Se trata de unas antiguas miniaturas, preciosas a mi parecer, vendidas hace años por la desaparecida Mars Ultor. Comprobé que tenía un total de 19 figuras (tres modelos diferentes), así que opté por crear dos hordas de Forest Shamblers de cinco figuras cada una. Con las nueve restantes podría montar tres o cuatro regimientos sin problema, y así tendría diferentes opciones a la hora de jugar... ¡y daría una nueva vida a tan bonitas figuras! Pero eso sería más adelante. Para mi nuevo ejército de Fuerzas de la Naturaleza sería suficiente con dos hordas, ¡así que me puse a montar y a pintar las unidades, que decoré además con un par de árboles! Pinté las dríadas con verdes y marrones, como correspondía, y lo cierto es que quedé bastante satisfecho con el resultado final. ¡Pero es que estas miniaturas tan espectaculares son muy agradecidas de pintar!

     La extraordinaria criatura que la había salvado observaba con ojos desbordados de curiosidad a la chica. Aylein advirtió que era alta, casi tan alta como el coloso, pero lucía curvas femeninas que desbordaban sensualidad. Las piernas de la dríada asemejaban raíces, y sus brazos fuertes ramas, mientras que su cuerpo, femenino y verde, desprendía un embriagador olor a hierba fresca. Su cabello, formado por hojas recién brotadas, servía como hogar a un puñado de insectos, mariposas y abejas sobre todo, que revoloteaban entre ellas, tal y como pudo observar una maravillada y embelesada Aylein. 

LOBOS DE GRÍMNIR: EL BOSQUE DE LAS LUCIÉRNAGAS (p. 41-42)

     Algo rozó su brazo y, tras sacudirlo despreocupada, la esclavista volvió a apuntar.
    —Habéis osado contaminar el bosque con vuestra maldad y con vuestros monstruos de metal —dijo una voz suave como el viento y cantarina como un arroyo; algo volvió a rozar el brazo de la cazadora—. Pero hoy aprenderéis que el bosque se defiende.
    La mujer bajó la ballesta y se volvió muy despacio. Allí, hermosa y majestuosa, una dríada de piel verde acariciaba el brazo de la esclavista con largos apéndices semejantes a dedos, pero que más bien parecían ser ramas surgidas de los brazos de la criatura. ¡De pronto la expresión calmada del ser de los bosques se tornó en una de profunda ferocidad, y sus largos apéndices se enroscaron como serpientes en el cuerpo y en el cuello de la esclavista! Esta luchó, por supuesto, pero la suya era una batalla perdida de antemano; la batalla del hombre contra la naturaleza. Sus brazos y piernas, constreñidos por las ramas y raíces que formaban los miembros de la dríada, pronto se quebraron.
     »Hoy el bosque se defiende —repitió la criatura—, y ya nunca volveréis a profanarlo sin pagar un alto precio.
     La esclavista quiso gritar, pero los largos e inhumanos dedos arbóreos de la dríada penetraron en su boca y ahogaron su dolor. A su alrededor, mientras el bosque se cobraba su vida, la mujer pudo ver que más de esas criaturas, dríadas tan distintas unas de otras como lo es un árbol de otro, surgían aquí y allá para unirse a la batalla contra el enemigo invasor.

LOBOS DE GRÍMNIR: EL BOSQUE DE LAS LUCIÉRNAGAS (p. 107-108)

Decidí complementar a las dos hordas de chicas árbol con una preciosa miniatura a la que le tenía el ojo echado desde hacía tiempo, pero que no había comprado porque no tenía ni idea de qué hacer con ella, ¡puesto que no hay gigantes en el ejército de enanos! Os hablo de Yephima la gigante de las nubes, de Reaper Miniaturas. La pinté de forma similar a las dríades, con piel verde y utilizando ocres como colores complementarios, pero opté por hacer su cabello blanco para darle un toque diferente y más distinguido. ¡Sería un estupendo hombre árbol (o mujer árbol), y un gran añadido a mis Fuerzas de la Naturaleza! Pese a que por lo general la opción Wiltfather del hombre árbol parecía bastante mejor que la opción normal, decidí que no jugaría la mejora, ya que la regla Cloak of Death simplemente no encaja con el trasfondo del personaje, mientras que la de Radiance of Life le va perfecta. Si los puntos me lo permiten, equiparé a Yggdra, Avatar de la Vida con algún objeto que le ayude a recuperar vida, pues va genial con su trasfondo, que podéis leer a continuación. ¿Quizás Hann´s Sanguinary Scripture o Aegis of the Elohi?

Son muchas las leyendas y las historias que han surgido en torno al Gran Árbol de la Vida, pero de todas ellas probablemente la más popular sea la que habla de Yggdra, Avatar de la Vida, de quien se dice que es la encarnación de la mismísima diosa de la naturaleza, desaparecida siglos atrás, junto a los demás dioses, cuando la Oscuridad derrotó a la Luz. Sea como sea, y pese a que es poco lo que se sabe con certeza de semejante titán, se dice que tiene el aspecto de una bonita doncella de piel verde, que es grande como un árbol y que la vegetación y la vida brota allá por donde pasa. Pero que esto no os engañe, pues Yggdra es un enemigo feroz que no tendrá piedad con aquellos que se atrevan a profanar los bosques que protege, acompañada siempre por hordas de dríades tan hermosas como salvajes. Pocos son los que pueden oponer resistencia a su avance. 

LOBOS DE GRÍMNIR

En total, entre las dos hordas de dríadas y la mujer árbol, contaba ya con 660 puntos en mi nuevo ejército, a falta de posibles objetos mágicos, cosa que dejaría para el final. ¡Pero todavía quedaba mucho trabajo para llegar hasta ahí! La semana que viene, segunda entrega. ¿Adivináis qué más estoy preparando para mis Fuerzas de la Naturaleza? Pista: ¡habrá enanos!

JOAQUÍN SANJUÁN