Dragonlance: Dalamar el Oscuro

Dalamar es un personaje que resultará conocido a aquellos que hayan profundizado en el mundo de la Dragonlance, pues se trata nada menos que del discípulo de Raistlin Majere, quien muy probablemente sea el mejor personaje de toda la saga. La novela homónima, Dalamar el Oscuro, abre precisamente con un prólogo en el que, en la Torre de la Alta Hechicería de Wayreth, los representantes de los magos de las tres órdenes (blancos, rojos y negros) encomiendan a Dalamar una misión muy particular: deberá convertirse en discípulo de Raistlin Majere, y espiarle para ellos. Esto queda cerrado en el epílogo, donde el protagonista llega a la Torre de la Alta Hechicería de Palanthas, cuyo señor es precisamente su nuevo maestro. El resto de la novela, lo que se narra entre prólogo y epílogo, bien podría ser considerado como un largo flashback en el que conocemos la historia de Dalamar, así como los acontecimientos que lo convirtieron en mago, en exiliado y en elfo oscuro. A lo largo de dicha historia, por cierto, encontraremos diversas referencias a sucesos del futuro del mago, sucesos de sobra conocidos por los lectores habituales de la saga, a menudo en forma de profecías o de visiones, siempre con la magia como telón de fondo para justificarlos.  

La historia que se nos cuenta en Dalamar el Oscuro no carece de interés, pero sufre de dos problemas que, a mi parecer, estropean lo que podría haber sido una excelente novela. Para empezar, la autora, tal y como ya vimos en Espada de Reyes, tiene un estilo narrativo muy pesado, debido principalmente a que, por lo general, más que narrar los acontecimientos, los cuenta al lector como quien cuenta una película, algo que hace a lo largo de la mayor parte de la novela. A este problema hay que sumar que la propia trama del libro pretende abarcar más de lo que puede; quiere contar tantas y tantas cosas que la única forma de poder hacerlo es precipitando la narración, lo que, además, alimenta la ya de por sí pesada narrativa de Nancy Varian Berberick, y hace que su tendencia a contar los acontecimientos de forma tan distante sea aún más marcada.  Es una lástima, pues la novela cuenta con ingredientes más que suficientes para ofrecer una buena historia, pese a su protagonista, un personaje que quedó en un quiero y no puedo, a menudo enterrado bajo la sombra de Raistlin Majere, pero falto en general de carisma y de una personalidad interesante.