Dragonlance - El muro de hielo, libro 1 - El mensajero
El Muro de Hielo es una de esas trilogías de la serie Dragonlance que, por el motivo que sea, pasan más desapercibidas entre los lectores, o al menos así ha sido por regla general entre los aficionados de habla hispana, pese a que la trilogía, sorprendentemente, fue publicada en español. Podemos atribuir este fenómeno, esa falta de interés por El Muro de Hielo, a varios elementos, a decir verdad. Para empezar, no estamos ante una trilogía cuya premisa resulte muy interesante, ya que esta se centra en que la trama tiene lugar en el Muro de Hielo, que es uno de los lugares menos conocidos de Krynn. No queda muy claro qué van a contarnos, ni cuándo está situado, ni si sale algún personaje conocido, o incluso si tiene alguna relevancia en particular lo que sucede en los libros que componen El Muro de Hielo. Por si no fuese suficiente, el título del primer libro, El Mensajero, y su portada, bonita pero sosa y poco relevante, tampoco contribuyen precisamente a despertar el interés del posible lector.

Las apariencias engañan, dicen, y en el caso de esta trilogía es bastante cierto. Si bien la novela alterna el protagonismo entre Moreen, joven miembro de las tribus bárbaras que viven en el Muro de Hielo, y el elfo exiliado Kerrick, lo cierto es que la primera destaca muy por encima como personaje, y eclipsa con facilidad a todos los demás, Kerrick entre ellos. Su historia, una historia clásica del camino del héroe, resulta mucho más interesante y cautivadora que la del elfo, y pronto consigue atrapar el interés del lector, que tolera a un aburrido y descafeinado Kerrick para poder acompañar a Moreen en su historia, una historia de supervivencia y de crecimiento, en la que los escasos supervivientes de un asentamiento bárbaro destrozado por los ogros, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, tendrá que encontrar la manera de sobrevivir en un lugar tan mortífero como el gélido Muro de Hielo, cosa nada fácil si tenemos en cuenta la proximidad del terrible invierno, una estación realmente difícil en un territorio como ese. Por otro lado, como antagonistas tenemos básicamente a un clan de brutales ogros, los mismos que masacraron a la tribu de Moreen y los otros supervivientes. Un poco coja si acaso la motivación general de dicho clan ogro para hacer lo que hacen: son ogros, y no parecen necesitar mucha más motivación para masacrar y esclavizar a otras razas.
La novela resulta fresca e interesante, al menos los capítulos que corresponden a Moreen y a sus compañeros, los supervivientes de la tribu. Es precisamente Moreen quien carga con todo el peso de la novela, pues su carisma y su fuerza como personaje es el principal atractivo que he encontrado yo en El mensajero. A lo largo de esta novela, la primera de la trilogía, Moreen y los suyos se esfuerzan por sobrevivir y por encontrar un refugio adecuado para resistir el terrible invierno que se acerca. Kerrick, por su parte, vive un largo viaje desde su hogar hasta el Muro de Hielo, acompañado por un misterioso kender que tiene el hábito de aparecer y desaparecer, y que siempre sobrevive sin ningún rasguño. Como es previsible, las dos historias confluyen a lo largo de la novela. Si bien El Muro de Hielo está más centrada en Moreen y su tribu, todo parece indicar que en las siguientes novelas de la trilogía ganará protagonismo Kerrick, quien ya en El Muro de Hielo hace un descubrimiento que pone patas arriba su historia personal y que convierte a los ogros en el enemigo común que une las dos tramas. ¡Pero para saber qué pasa con todo eso habrá que leer La Esfera Dorada, el segundo libro de la trilogía El Muro de Hielo!
JOAQUÍN SANJUÁN