Dragonlance - El muro de hielo, libro 3 - Winterheim
Llegamos a la conclusión de El Muro de Hielo, trilogía de la Dragonlance escrita por Douglas Niles en la que se narran acontecimientos que tuvieron lugar varios siglos antes del Cataclismo. En las reseñas de los dos libros anteriores, El mensajero y La esfera dorada, ya os hablé de las virtudes de esta trilogía, que son muchas, y de la interesante trama y los buenos personajes que nos ofrece, personajes que, especialmente en el caso de la joven y aguerrida Moreen, protagonista principal junto al elfo desterrado Kerrick, cuentan con un gran desarrollo a lo largo de los tres libros que componen El Muro de Hielo. Pues bien, el cierre de la trilogía está a la altura de las otras dos entregas, y en esta última novela llegamos al momento cumbre de la trama principal de toda la serie: el conflicto entre los humanos y los ogros que viven en el Muro de Hielo. Recordemos que en el primer libro nos encontrábamos con una clara supremacía por parte de los ogros, y a los humanos reducidos a meros supervivientes que debían huir y esconderse de sus enemigos. Esto cambió de forma progresiva gracias a Moreen y a Kerrick, de forma que en La esfera dorada nos encontramos en el epicentro de una igualada guerra entre ambos bandos.

Es en esta última novela, Winterheim, donde llegamos al enfrentamiento final entre ogros y humanos, y al desenlace de la guerra, un desenlace que trae consigo algunas sorpresas y bastantes respuestas.
Probablemente, una de las grandes ventajas de Douglas Niles a la hora de escribir esta trilogía fue que podía disponer de un cajón de arena en el que nadie más había jugado, y en el que nadie más iba a jugar, lo que le daba una casi absoluta libertad a la hora de hacer y deshacer las cosas a su antojo. Esto es así porque el Muro de Hielo siempre ha sido la zona de Krynn sobre la que menos se ha escrito y la menos conocida por los lectores de la saga, lo que significaba que había poco o nada que condicionase la historia del autor, y porque, al final de El Muro de Hielo, un epílogo nos explica que el Cataclismo destruyó y enterró todas aquellas localizaciones aquí descritas, lo que sin duda limpia el cajón de arena de cara a futuras historias, y de paso impide que otros jueguen con los juguetes de Douglas Niles.
Después de leer la trilogía completa, considero que El Muro de Hielo es una muy buena serie para recomendarla a aquellos lectores aficionados a la fantasía, que no conozcan el mundo de la Dragonlance y que rechacen series demasiado extensas o que no queden adecuadamente cerradas (en este sentido, hay que reconocer que tanto las Crónicas como las Leyendas dejan unos cuantos flecos sueltos, por no hablar de la estrecha relación que hay entre unas y otras). El Muro de Hielo ofrece una buena historia, personajes memorables, mucha épica, grandes batallas y tragedia y diversión a partes iguales, pero es que además es completamente autoconclusiva. ¡Todo ello en conjunto significa que estamos ante una serie excelente para recomendar a lectores afines a la fantasía! Lamentablemente en su momento pasó desapercibida, consecuencia directa de ser una trilogía más dentro de una serie que cuenta con unos pocos cientos de libros. De haber sido publicada fuera de la Dragonlance (para lo que tan solo habría necesitado unos ajustes menores), sin duda habría gozado de mayor éxito y repercusión. Es lo que tienen las grandes sagas como la Dragonlance: que entre la montaña de títulos que abarcan podemos encontrar tanto malos libros como excelentes novelas. ¡En esta ocasión hemos encontrado oro!
JOAQUÍN SANJUÁN