Dragonlance: Los dragones
Cerramos la serie The Lost Histories con Los dragones, la sexta entrega tras Los hijos de Sargas, Los enanos gullys y tres novelas inéditas en español. Al igual que todas estas, Los dragones se centra en una raza en particular de las muchas que habitan Krynn, el munde de la Dragonlance. Es importante señalar que, a diferencia de lo que muchos creen, esta novela no tiene nada que ver con Los dragones de Krynn, Los dragones en guerra y Los dragones de Caos, todos ellos libros de relatos que forman parte de la serie Dragons anthologies. En la edición española, debido a que todos estos títulos (al igual que los tres correspondientes a The Lost Histories que fueron publicados en español) aparecieron como títulos independientes, existe la creencia de que los cuatro forman parte de una serie dedicada a los dragones, cuando no es así en absoluto. De hecho, mientras que los libros de Dragons anthologies son compendios de relatos escritos por diferentes autores, Los dragones es una novela completa.
Douglas Niles, el autor de Los dragones, realiza una gran labor de documentación e investigación para el título que nos ocupa, tal y como él mismo comenta en un prefacio a la novela, donde además agradece su ayuda en tan pesada tarea a algunos de sus compañeros, autores todos ellos de la Dragonlance. Este duro trabajo se nota en la novela, cuya trama se inicia con el nacimiento del mundo de Krynn y se extiende durante siglos y milenios, hasta que alcanza su conclusión con el final de la Guerra de la Lanza. Esto implica necesariamente cruces con ciertas grandes historias, como la trilogía original de la Dragonlance o la historia del legendario Huma, cruces que el lector podrá disfrutar en Los dragones, novela muy recomendable para los aficionados a este mundo de fantasía que conozcan bien sus entresijos, pero poco aconsejable para los demás, pues inevitablemente se perderán todas esas historias sumergidas de las que se ofrecen referencias, pero en las que no se llega a profundizar. Por no hablar de que pasarán desapercibidos guiños y cameos que, resulta obvio, Douglas Niles ha puesto ahí para los aficionados a la saga. Es, en definitiva, un buen título complementario a otras lecturas, pero el hecho de que dependa tanto de otras historias hace que la novela en sí pierda fuerza.
Además del hecho de que tan solo resulta de interés como lectura complementaria, hay otros problemas en Los dragones que hacen que su lectura no resulte todo lo grata que podría ser. Por un lado, tenemos que Douglas Niles nos muestra las motivaciones que impulsan a los dragones del bien a ser como son, pero no hace nada parecido con los dragones del mal, quienes da la impresión de que son malos simplemente porque es lo que tienen que ser, sin más. Por otro lado, la novela pretende abarcar en poco más de trescientas páginas un buen puñado de siglos de la historia de los dragones, y, si bien lo consigue, esto implica que a lo largo de la narración veremos pasar a docenas y docenas de dragones, tanto cromáticos como metálicos. A esto hay que añadir el hecho de que los protagonistas son precisamente dragones y que los mortales que aparecen lo hacen como secundarios y por lo general de forma breve. El resultado de todo esto es que el lector se verá en dificultades a la hora de empatizar con los personajes (y con esto me refiero a los propios dragones), quienes, por otra parte, resultarán fugaces, pues asistiremos a varios relevos generacionales. Al final, el lector se encontrará con que de la mayor parte de los dragones no es capaz de recordar siquiera los nombres, tan insignificante fue su participación en la historia.
JOAQUÍN SANJUÁN