Cómo escribir cuando no sabes cómo escribir
Más allá del ámbito profesional, es muchísima la gente que escribe -o intenta escribir- simplemente por afición, por el placer de hacerlo, por dejar fluir la creatividad que, en mayor o menor medida, todos nosotros albergamos en nuestro interior. Sin embargo, y aunque escribir pueda parecer algo sencillo, esto no siempre es así. La escritura, seamos claros, no consiste en esa idea romántica de sentarse delante de una hoja en blanco o de un documento de texto nuevo abierto en el ordenador y aguardar a que las musas nos susurren y las ideas fluyan de forma mágica a través de nuestros dedos. Siento ser yo quien os lo diga, de verdad, pero la escritura no funciona así. Al menos no cuando queremos obtener un resultado final más o menos aceptable. Siempre podemos recurrir a la improvisación, claro que sí, pero los resultados serán los que serán.
La escritura, como la mayoría de las cosas, necesita serie de preparativos y de, digamos, herramientas. Implica, además, un proceso cuyo buen o mal desarrollo tendrá implicaciones directas en la calidad final de nuestro texto. Pero vamos a verlo paso a paso.
1. Piensa. Escribir sin antes pensar en lo que vas a escribir es como cocinar sin saber qué vas a cocinar. Sí, a veces te puedes llevar una sorpresa y encontrarte al final del proceso con un plato tan delicioso como original. Pero otras veces acabarás comiendo macarrones con sardinas (basado en hechos reales). Antes de lanzarnos a escribir debemos buscar una idea y desarrollarla hasta tener, como mínimo, unos elementos básicos que nos permitan dar forma a historia y personajes.
2. Escribe. Y con "escribe" quiero decir exactamente eso: que escribas. Olvídate de corregir y revisar tu texto; tan solo escribe y escribe. Si hemos hecho bien el primer paso, tendremos un mapa (más o menos desarrollado) que seguir, así que síguelo y no pares hasta que la historia esté terminada. Siempre podrás cambiar y modificar lo que quieras más tarde.
3. Revisa. Hay muchos escritores noveles que piensan que el proceso de escribir un libro termina cuando escribes "FIN". Bueno, pues no. Es precisamente en ese momento cuando comienza la, en mi opinión, más ardua tarea dentro del proceso de creación que es la escritura. Con el texto escrito tendremos que revisarlo una y otra vez, a menudo dedicándole tanto o más tiempo a este paso que a la escritura en sí. Quede claro que no hablamos simplemente de corrección ortográfica y gramatical (que también), sino de revisar la trama, eliminar palabras, líneas o incluso párrafos, añadir otros, cambiar escenas, comprobar la coherencia de la trama y muchas otras cosas. ¿Os parece un proceso pesado? Bueno, es que es, al menos para la mayoría, la parte más pesada de escribir una novela.
Consejo extra para todos aquellos que están tratando de escribir su primera obra: ni se os pase por la cabeza empezar con una saga; ni tan solo con una trilogía. Nadie va a publicar una obra de varios volúmenes escrita por un novel. La mismísima J. K. Rowling, autora de Harry Potter, tuvo serios problemas para ver publicada su popular saga, que fue rechazada por una docena de editoriales. Al margen de las consideraciones sobre si un escritor amateur está o no preparado para escribir una obra de varios libros (no abriré ese melón), os aseguro que trabajar en una novela cerrada os facilitará mucho las cosas. Incluso puede ser bueno comenzar por algunos relatos cortos. Lo que está claro es que, para mejorar como escritor, tendréis que escribir mucho. Así que no os desaniméis si vuestra primera obra no termina siendo lo que esperabais.
Otro día os hablaré de cómo enfrentarse al mundo editorial cuando, con esa primera novela ya terminada, tan solo queremos verla publicada. Que no os pase nada.
JOAQUÍN SANJUÁN