La reina sola, de Jorge Mollist

19.04.2024

La reina sola, novela del escritor Jorge Molist, fue publicada en el 2021 por Editorial Planeta. La historia se desarrolla en un profundo marco histórico, concretamente en el Mediterráneo occidental del siglo XIII, finales de la Edad Media, convulsa época de conflictos en los que las fronteras de las que posteriormente se convertirían en las naciones de Europa estaban todavía formándose. De eso precisamente trata La reina sola, cuya historia pone el foco en Constanza de Aragón y Sicilia, así como en los acontecimientos y personajes históricos con los que guardó relación la historia de la propia monarca. Esta, Constanza, tendrá que enfrentarse a los franceses, al Papa, a otros monarcas e incluso a numerosos enemigos políticos si quiere conservar el legado de su esposo. Todo ello queda dibujado como una compleja historia sociopolítica en la que los diferentes personajes involucrados en el conflicto llevarán a cabo sus movimientos para enfrentarse entre sí.

Durante la lectura de La reina sola de Jorge Mollist he encontrado elementos que me han resultado gratos, pero también otros que no lo han sido tanto. En el primer grupo debo incluir por méritos propios el inmenso valor de la novela como documento histórico, ya que no solo retrata sucesos de gran importancia para la Historia de España, sino que además se trata de sucesos poco conocidos y de una inmersión muy cuidada y que refleja el enorme trabajo de estudio y documentación que debió realizar el autor para escribir esta novela. A lo largo de unas seiscientas páginas (al menos en la versión de tapa dura) son muchos los episodios históricos de gran trascendencia que el lector puede visitar, y muchos son también los personajes históricos, unos más conocidos que otros, que se dejan ver por los capítulos de La reina sola. Por todo ello es por lo que considero esta obra como un valioso material de documentación histórica: por su enorme rigurosidad, por el gran trabajo de investigación y documentación que tiene detrás, por la profundidad y el detalle con los que Mollist nos narra los acontecimientos que rodearon a Constanza de Aragón y Sicilia y por los muchos detalles extra que aporta sobre la época.  

En el aspecto literario es, a mi juicio, donde La reina sola cojea más. La novela entera, con excepción de unos pocos pasajes con una estructura y narrativa más novelesca, recuerda con frecuencia más a un tratado de Historia que a una novela. Jorge Mollist se pierde a menudo en explicaciones y detalles que, si bien pueden resultar interesantes desde un punto de vista histórico, ralentizan una historia que nunca parece arrancar por completo, hasta el punto de que da la sensación de que el autor no nos está contando una historia como tal, sino una serie de sucesos históricos que guardan, eso sí, relación entre ellos. Además de eso, la propia narrativa no ayuda a la novela. Con frecuencia nos encontramos con que el autor no narra una historia, sino que nos la cuenta como si de un documental histórico se tratase. El siguiente pasaje refleja lo que intento decir con esto.  

«El primer choque se saldó con un gran estruendo y las dos lanzas rotas. Pero en el segundo y tercero solo el de Montcada rompió sus lanzas, y aunque Giacomo no logró derribarle, sus golpes dieron en el blanco y fueron rectos y precisos, según los jueces. Se le dio como ganador.
Y finalmente logró también vencer al que había derribado a Roger, descabalgándole a su vez en el tercer choque después de romper dos lanzas».

¡Cinco líneas dedica Mollist para resolver de forma completamente neutra y carente de toda emoción una justa de caballeros! Esto, lamentablemente, es algo que se repite a lo largo de toda la novela, lo que hace que esta resulte con frecuencia pesada, lenta y de escaso interés, llevando al lector a leer en diagonal hasta que el autor ofrece algún paisaje interesante y con menos sabor a documental.  

A este problema hay que añadir algunos otros, sobre todo estructurales. Por ejemplo, el cambio de narrador omnisciente en tercera persona a personaje que narra en primera persona, cambio que llega a producirse a renglón seguido dentro de un mismo capítulo, algo que resulta extraño, confuso y un claro error estructural. Tampoco está de más mencionar que la novela cuenta con algunos errores de ortografía, gramaticales y de puntuación, entre los que destaca (por repetirse frecuentemente) la tendencia que muestra Jorge Mollist a tildar la conjunción mas, cuando, como conjunción, no debe llevar tilde.

La reina sola, con sus virtudes y sus defectos, es una novela que gustará seguro a aquellos que busquen un libro con una alta carga histórica y no una novela, pero podría resultar aburrida y lenta a quienes quieran leer una novela. Por mi parte, pese a que me considero aficionado a la Historia, lo cierto es que me incluyo más bien en el segundo grupo. No me ha convencido.

JOAQUÍN SANJUÁN