Nigromante

14.09.2023

 He dicho muchas veces que, en mi opinión, las novelas de Warhammer Fantasy bien podrían catalogarse como un estilo de fantasía oscura muy próxima al género de espada y brujería, dados los elementos fundamentales que conforman su mitología, tales como un mundo en decadencia, la sempiterna amenaza de un mal que no puede ser derrotado y el conflicto constante de la gente corriente con poderes y criaturas sobrenaturales. Esto resulta más notable en unas novelas que en otras, evidentemente. Pero hay algunas, como Nigromante, de Jonathan Green, que encajan por completo en esta clasificación. Esto se debe a que esta novela narra el descenso a las tinieblas de su protagonista, Dieter Heydrich, joven estudiante de medicina e hijo de un ya fallecido sacerdote de Morr. Jonathan Green consigue crear una ambientación oscura y opresiva, repleta de horribles escenas surgidas de las profundidades de las tinieblas, y sumerge así al protagonista y al lector en un océano de sombras y terrores del que ninguno de ellos podrá escapar. 

La novela, corta aunque de capítulos largos, no ofrece abundantes ni intensas escenas de acción, ya que Green prefiere que sea el más profundo horror el que sostenga la novela. Lo consigue, vaya que sí. De hecho Nigromante es, por méritos propios, una de mis novelas de Warhammer Fantasy favoritas. 

 La historia comienza cuando Dieter Heydrich decide dejar su casa y a su querida hermana para viajar a la gran ciudad, donde espera convertirse en médico. Pese a que él mismo no es consciente de ello, ha estado toda su vida en contacto estrecho con la muerte a causa de su difunto padre, un sacerdote de Morr al que él con frecuencia ayudaba a preparar a los muertos para su último viaje. Es esto lo que le lleva a estudiar medicina, ya que desea combatir a la muerte y arrebatarle a esta a todos aquellos que esté en su mano salvar. Sin embargo, este deseo se convierte pronto en una obsesión, y sus estudios de medicina tomarán caminos cada vez más atrevidos, en ocasiones incluso prohibidos, hasta que, finalmente, encuentre uno que sirve a sus fines. Se trata del más oscuro y prohibido de todos, sí, pero también del único que puede darle el poder que necesita para burlar a la muerte. El precio a pagar, sin embargo, será su propia alma. O puede que incluso más que eso.  

 A lo largo de la trama podemos ver de forma fascinante la enorme evolución del protagonista, Dieter Heydrich, quien, a medida que se vuelve más atrevido en sus estudios e investigaciones, a medida que se deja arrastrar por la oscuridad para obtener aquello que desea, tanto su aspecto como su forma de ser reflejarán los cambios progresivos que sufre a causa de la oscuridad. También su moral, recta e inflexible en un primer momento, se tornará poco a poco más, digamos, laxa, hasta que finalmente estallará en añicos. Como no puede faltar en toda novela de espada y brujería, tendremos también a un fanático cazador de brujas que pondrá la mirada en el protagonista desde el principio, planteando al lector un interesante dilema: ¿se habría convertido Dieter Heydrich en nigromante de no ser por las acusaciones y la persecución a la que se ve sometido, o ha sido precisamente eso lo que le ha empujado hacia la oscuridad? No es, por cierto, el único dilema, a menudo moral, que se nos plantea a lo largo de Nigromante, una novela que ahonda con maestría en la parte más oscura, perversa y horrenda del ser humano. Solo que, en este caso, el abismo devuelve la mirada al protagonista.

JOAQUÍN SANJUÁN