Reseña de Lobos de Grímnir
Hoy comparto con vosotros una reseña que me ha hecho llegar Rosa Romero, a quien agradezco desde aquí su interés por la serie Lobos de Grímnir. Dicha reseña corresponde al primer libro de la serie, titulado también Lobos de Grímnir, y publicado en diciembre del 2021.
Si aún no tenéis la novela y queréis haceros con ella, solo tenéis que hacer clic en la imagen para poder comprarla tanto en formato físico como digital. Recordad también que podéis leer el primer capítulo de Lobos de Grímnir AQUÍ.
¡Dentro reseña!
JOAQUÍN SANJUÁN
Lobos de Grímnir, primera entrega de la saga homónima escrita por Joaquín Sanjuán, irrumpe con fuerza en el panorama de la fantasía oscura en español. Con una prosa ágil y visual, un tono maduro que no rehuye la crudeza y unos personajes tan imperfectos como entrañables, Sanjuán construye un mundo sombrío pero fascinante, donde la Luz y la Oscuridad libran una guerra milenaria a espaldas de una humanidad empeñada en olvidar lo imposible.
La
historia comienza con una atmósfera inquietante que rápidamente se
transforma en una pesadilla visceral: un ritual oscuro, sacrificios
humanos, una bruja de poder impío y siniestra una mazmorra. En este escenario infernal irrumpe Drakyo
Puñopiedra, un dvergar que no viene a salvar doncellas, sino a
cazar monstruos. Su objetivo: la cabeza de la bruja. Pero lo que
parecía una misión más se complica cuando descubre a una
superviviente, Aylein Polvo de Estrellas, una joven marcada
tanto física como espiritualmente por las artes oscuras.
Desde
este punto, la novela desarrolla una dinámica atrapante entre ambos
protagonistas. Drakyo es un guerrero cansado, práctico, de
humor seco y escasa paciencia. No es un héroe al uso: su brújula
moral es tan pragmática como su hacha, y su prioridad es sobrevivir.
Aylein, en contraste, aporta luz literal y metafórica al
relato. Aunque empieza como víctima, pronto revela una fuerza
interior inesperada, ligada a una antigua magia de Luz que resurge en
ella en uno de los momentos más intensos de la novela. Esta dualidad
entre ambos personajes impulsa gran parte de la historia, tanto a
nivel emocional como narrativo.
Uno de
los grandes aciertos del autor es el tono. Lobos de Grímnir
no edulcora la oscuridad: hay violencia, tortura, corrupción y
desesperación, pero también momentos de ternura, esperanza y
redención. La narrativa se siente adulta sin ser pretenciosa, y
madura sin caer en el cinismo gratuito. La acción está
magníficamente descrita, con secuencias que no solo son visuales,
sino también tensas y bien coreografiadas. En particular, el
enfrentamiento con el monstruo-enjambre de ratas y la escena de la
fuga iluminada por luciérnagas son ejemplos brillantes de cómo
conjugar épica y lirismo.
El worldbuilding es otro punto fuerte. Aunque se nos dan pinceladas de historia antigua, razas extintas, civilizaciones perdidas y un panteón olvidado, Sanjuán no abruma al lector con infodumps. Todo se va revelando de forma orgánica, desde las runas con poder ancestral hasta el misterioso pasado del abuelo de Drakyo, Brakus Puñopiedra, un héroe legendario cuya sombra aún proyecta consecuencias. Las referencias a lugares como la Ciudad Muerta de Orium o el Bosque de Plata sirven para abrir la puerta a un mundo mucho más grande, que promete ser explorado en futuras entregas.
En
cuanto a estilo, la novela es directa pero cuidada. Joaquín
Sanjuán escribe con precisión y ritmo, sin florituras
innecesarias, pero con suficientes toques poéticos para dotar de
alma al texto. El humor sutil de Drakyo, el horror visceral de
la bruja, y la delicadeza casi onírica de las escenas con
luciérnagas son buenos ejemplos de su versatilidad narrativa.
Quizás
lo único que podría achacarse es que, al tratarse del primer libro
de una saga, Lobos de Grímnir deja más
preguntas que respuestas. Algunas tramas quedan abiertas —como el
verdadero origen de Aylein, el alcance de su poder, o los
objetivos últimos de la Oscuridad—, pero lejos de ser una
debilidad, esto se convierte en un aliciente para continuar la saga.
Hay una clara sensación de que apenas hemos arañado la superficie
del conflicto que se avecina, pese a que esta primera novela funciona
muy bien como historia independiente.
En resumen, Lobos de Grímnir es una propuesta valiente, entretenida y bien escrita, que combina lo mejor de la fantasía épica con el sabor oscuro de los cuentos de terror. Su universo, aunque crudo y peligroso, está lleno de humanidad, y sus protagonistas nos recuerdan que incluso en las sombras más densas puede brillar una chispa de luz. Recomendado para quienes disfrutan de mundos oscuros, personajes complejos y tramas cargadas de tensión, magia y emoción. Una excelente carta de presentación para una saga que promete mucho.
ROSA
ROMERO
roro86@gmail.com